El Safari Chino en África
Por : Sergio Valdés Araneda / 13 de Febrero de 2013
Sin pasado colonialista y sin condiciones políticas, en noviembre del 2006, 48 delegaciones de estados africanos participaron en el foro «Cooperación China África». Este evento no sólo consolidó la influencia del gigante asiático hacia los países de la región más pobre del mundo, sino que delineó una política de cooperación, inversión y alianzas multilaterales, sin precedentes desde la Guerra Fría.
La influencia de China en África no es sólo efecto de la globalización, sino su última realización: para unos es un deslizamiento de tierra en el equilibrio del poder internacional; para otros es un terremoto geopolítico que puede tener efectos en el seno de la ONU. De acuerdo a la Fundación Heritage, la inversión y contratos de China en África alcanzan los US$ 84 billones, equivalente al 16% de la inversión de China en el mundo (2006 y junio 2012).
Los líderes chinos, especialmente Hu Jintao, entienden la emigración de sus conciudadanos como una buena manera de reducir la presión demográfica, el sobrecalentamiento económico y la con taminación de China. Un científico chino (que solicitó anonimato a «Le Monde Diplomatic») señaló en un foro medio-ambiental: »Tenemos 600 ríos en China, 400 de los cuales han muerto por la contaminación. Vamos a tener que enviar al menos 300 millones de personas a África antes de que empecemos a ver el final de nuestros problemas».
China ya desplazó a Reino Unido y Francia como los principales socios comerciales de África, ubicándose en el segundo lugar después de EE.UU. En agosto de 2012, Hillary Clinton, de viaje en Senegal, dijo lo siguiente: «EE.UU. defiende la democracia y los DD.HH. al momento de fortalecer las relaciones económicas. Podría ser más fácil o más rentable mirar hacia otro lado, para mantener los recursos que llegan». «No todos los socios hacen esa elección, pero nosotros la hacemos». El trasfondo era muy claro, Clinton evidenciaba la preocupación de su país a la alianza chino-africana que emerge en el mundo.
Con un implícito eslogan: «La democracia no quita el hambre», el safari chino comenzó en África. La inversión y obras de infraestructura son el vehículo para el repoblamiento de las zonas más ricas en recursos naturales de este continente. La extracción de petróleo en Angola, Ghana y Nigeria, de uranio en Suazilandia y Namibia, de cobre en la República Democrática del Congo, son hoy las áreas de interés de la inversión china. Constituye un fenómeno a observar y un desplazamiento de actores al que debemos dar atento seguimiento desde Chile.